¿Sabías que la obesidad puede doler?
24 de abril de 2023
El gran problema de la obesidad
Desde 1975 se ha dado un crecimiento alarmante de la obesidad a nivel mundial, y la OMS alerta de que hasta 2016, la prevalencia se había triplicado. Y ha seguido creciendo hasta nuestros días. Paradójicamente, ha sido la mejoría de las condiciones de vida, con el aumento de la ingesta de alimentos de alto contenido calórico y el descenso de la actividad física debido a formas de trabajo cada vez más sedentarias, la que ha causado el asombroso crecimiento de la obesidad en todo el mundo.1.
La situación es tan alarmante que, a nivel mundial, el sobrepeso y la obesidad están relacionados con un mayor número de muertes que el peso insuficiente. En general, hay más personas obesas que con peso inferior al normal, y esto sucede en todas las regiones, salvo en partes de África subsahariana y Asia1. Según datos de la OMS, en 2016 más de 1900 millones de mayores de 18 años tenía sobrepeso, de los que 650 millones eran obesos1. Algunos estudios apuntan que, con la tendencia actual, hacia 2030 el 58% de la población mundial podría ser considerada obesa o con sobrepeso3.
El riesgo de contraer enfermedades no transmisibles (como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, los trastornos del aparato locomotor y algunos tipos de cánceres) crece con el IMC1.
Ante esta situación, la OMS ha creado el Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles con el que pretende que en 2025 se alcance una reducción relativa del 25% en la mortalidad prematura por estas enfermedades, para lo que es fundamental detener el aumento de la obesidad a nivel mundial y volver a las tasas de 20101.
La obesidad y el dolor: compañeros inseparables
La literatura muestra un sinfín de trabajos que relacionan la obesidad con el dolor. Entre ellos es famoso el resultado de una encuesta de Gallup realizada entre 2008 y 2010 entre más de un millón de estadounidenses. Cuando se les preguntó por el dolor, las personas con sobrepeso (IMC entre 25 y 29,9) mostraron una tasa de dolor un 20% superior a la de las personas sin sobrepeso. Alarmantemente, la tasa de dolor diario de las personas con obesidad clase III era un 254% mayor a la de las personas con IMC normal3. Por tanto, la obesidad parece incrementar el dolor, y a mayor IMC, mayor dolor3.
Otro trabajo muestra que, en las mujeres con artrosis, el IMC es un 24% superior al de las mujeres sin artrosis, y se ha comprobado que las articulaciones degeneran más rápidamente en las personas con sobrepeso. Los estudios relacionan la sobrecarga de las estructuras de la columna vertebral con el dolor lumbar en las personas obesas3,4. Además, se sabe que el estilo de vida sedentario y la actividad física insuficiente se asocian con el incremento de la incidencia del dolor lumbar y que son factores de riesgo independientes para el desarrollo de la obesidad, confirmando la relación entre obesidad y dolor lumbar5. Un estudio reciente concluyó que el 80,6% de la población obesa presentaba dolor lumbar, frente al 60% de las personas con IMC normal5.
Además, se ha demostrado que la obesidad es un factor de exacerbación de la migraña3 y una comorbilidad frecuente en la fibromialgia. Los estudios apuntan a que un 32-50% de los pacientes con fibromialgia presentan obesidad y el 21-28% sobrepeso3.
El sobrepeso y la obesidad también se relacionan directamente con el desarrollo de artrosis, la causa más frecuente de artralgia y de discapacidad, y que se caracteriza por la estenosis del espacio articular y la esclerosis subcondral3. En los pacientes con sobrepeso se ha observado un aumento del riesgo de artrosis de rodilla 2,2 veces superior al de las personas con peso normal. En el Reino Unido, el 69% de las prótesis de rodilla se implantan en mujeres de mediana edad debido a la obesidad3.
¿IMC, obesidad central o grasa corporal?
Las afecciones musculoesqueléticas ocupan el segundo lugar mundial tras las afecciones mentales en cuanto a años vividos con discapacidad. El dolor musculoesquelético puede llevar a evitar la actividad física y el aumento de peso, que puede conducir a la obesidad2. Hemos establecido la relación bidireccional que existe entre esta última y el dolor musculoesquelético, pero es necesario comprender mejor esta relación para establecer mejores tratamientos2.
Hoy día crece la evidencia de que el peso corporal no sería el mejor indicador del riesgo de dolor musculoesquelético, sino el contenido en grasa corporal. Existen estudios que demuestran que la obesidad está relacionada con el dolor causado por el impacto con el suelo, mientras que la masa muscular protegería frente a estos impactos, por lo que la relación entre estos dos tejidos es más importante que el peso en si2.
Además, el tejido adiposo es un activo órgano endocrino que, cuando está hipertrofiado, secreta gran cantidad de citoquinas proinflamatorias como el factor de necrosis tumoral (TNF), la interleucina-6 (IL-6) y la interleucina-1β (IL-1β) y hormonas que pueden generar un marco de inflamación crónica de bajo grado relacionado con el dolor musculoesquelético2,5. Además, los obesos tienen altas concentraciones de PCR, un marcador inflamatorio de fase aguda que produce el hígado en contacto con IL-65.
Todos estos argumentos hacen pensar a algunos autores que el IMC no tiene en cuenta la composición de los tejidos, ni su distribución. Tampoco considera las diferencias debidas a la edad o el sexo. Por eso proponen que el IMC sea sustituido por el Índice de Grasa Corporal (IGC) en cuanto a factor de riesgo para el dolor musculoesquelético2.
EL IGC es fácil de medir con técnicas como la absorciometría de rayos X de energía dual, el análisis de impedancia bioeléctrica y el espesor del pliegue cutáneo. Los estudios han demostrado que su nivel elevado se relaciona con un mayor riesgo de dolor articular, dolor lumbar, de pies y rodilla2.
Sin embargo, otros autores abogan por el uso de la circunferencia de cintura y la relación entre la circunferencia de la cintura y de la cadera. Se trata del índice de Obesidad Central (OC), que estima razonablemente bien la proporción de tejido adiposo visceral y subcutáneo6. Además, es muy sencillo de medir6.
No existen muchos estudios que relacionan la OC con la osteoartritis (OA), pero sí en su relación con el síndrome metabólico y la OA. La obesidad abdominal tiene una alta correlación con las enfermedades cardiovasculares (EC) y con la mortalidad coronaria. Por otra parte, se ha observado que el riesgo de EC en las personas con OA es un 24% superior al del resto de la población y es la mayor causa de mortalidad específica en este grupo6.
Algunos trabajos han demostrado el mayor valor predictivo de la OC frente al IMC como factor de riesgo de EC en mujeres con OA, concluyendo que podría influir en la aparición temprana de síntomas articulares además de ser un factor de riesgo de EC en mujeres con OA6.
Tratamiento del dolor en personas obesas
El tratamiento del dolor en personas con sobrepeso tiene dos vertientes: la conveniencia de pérdida de peso, y las particularidades de estos pacientes frente a los tratamientos analgésicos.
¿Cómo pueden reducirse el sobrepeso y la obesidad?
El sobrepeso y la obesidad, así como las enfermedades no transmisibles vinculadas, son prevenibles en su mayoría. Para su prevención son fundamentales unos entornos y comunidades favorables que permitan influir en las elecciones de las personas. El objetivo es que la opción más sencilla (la más accesible, disponible y asequible) sea la más saludable, en materia de alimentos y actividad física periódica1.
A su vez, es conveniente recomendar a los pacientes que limiten el consumo de grasa total y de azúcares, aumentado las frutas y verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos1. Además, es conveniente realizar una actividad física periódica (60 minutos diarios para los jóvenes y 150 minutos semanales para los adultos)1,4.
Pero la simple recomendación de la pérdida de peso no es suficiente, pues hay factores genéticos y metabólicos que contribuyen al cuadro clínico completo y que deben ser contemplados. Los pacientes obesos pueden haber tenido muchas experiencias negativas en sus vidas, incluyendo su relación con los médicos, que a menudo los contemplan como personas que han creado su propio problema3. Es fundamental dedicar el tiempo necesario a estos pacientes, y animarles a participar en la planificación de su tratamiento, ayudándoles, sobre todo, a establecer objetivos realistas y alcanzables3.
El tratamiento del dolor en las personas obesas
Como es habitual, con independencia del origen del dolor, es necesaria una estrategia multifactorial para conseguir el mejor resultado3. Hay que tener en cuenta que la eficacia de los analgésicos puede estar influida por el IGC. En los pacientes con mucho tejido adiposo, la unión de los analgésicos a las proteínas está reducida, lo que puede hacer necesario un cálculo personalizado de las dosis3. También hay que considerar la presencia de esteatosis hepática o la reducción de la función renal3.
Los pacientes obesos pueden tolerar los opiáceos, pero requieren un control más estrecho para evitar la sedación o la depresión respiratoria. En muchos de estos pacientes aparece la apnea del sueño, que es un factor de riesgo para la depresión respiratoria con el uso de opioides3.
Por supuesto, las opciones deben incluir, además de la medicación, otras formas de tratamiento, como la acupuntura, la anestesia regional o la medicina integrativa.
El ejercicio físico es un tratamiento no farmacológico importante para el dolor musculoesquelético en personas obesas5,7. Existen estudios con diversos regímenes de ejercicio. Entre ellos, el entrenamiento por intervalos de alta intensidad (entrenar repetidamente a una alta intensidad durante 30 seg. separados por intervalos de recuperación de 1 a 5 min.) ha llamado la atención de los médicos, debido a su efecto en la reducción de los depósitos de grasa y la mejoría de la capacidad aeróbica5. Además, los pacientes encontraban más satisfacción en este tipo de entrenamiento5.
Otros tipos de ejercicios recomendados para los pacientes obesos con dolor son el yoga y el pilates. El yoga es una práctica de cuerpo-mente que usa movimientos de peso corporal en suelo, técnicas de respiración, meditación y relajación, promoviendo adaptaciones psicofisiológicas asociadas con la mejora de los parámetros antropométricos, la composición corporal y la condición física7. Similares beneficios se obtienen con el pilates, y ambos se consideran ejercicios eficientes, seguros y atractivos7.
La obesidad es un gran problema a nivel mundial. Se trata de una enfermedad no transmisible altamente relacionada con las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, algunos tipos de cáncer y afecciones musculoesqueléticas. Cuando concurren obesidad y dolor, el médico se halla frente a un reto en el que no debe olvidar la obesidad como factor contribuyente al dolor y considerar las particularidades que la obesidad confiere al paciente.
Autores
Cayetano Naranjo; Biólogo Molecular y divulgador científico
Belén Diego; Periodista, medical writer y divulgadora científica
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Referencias
1. Obesidad y sobrepeso. Accessed January 30, 2023. https://www.who.int/es/newsroom/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight
2. Walsh TP, Arnold JB, Evans AM, Yaxley A, Damarell RA, Shanahan EM. The association between body fat and musculoskeletal pain: a systematic review and meta-analysis. BMC Musculoskelet Di-sord. 2018;19(1):233. doi:10.1186/s12891- 018-2137-0
3. D’Arcy Y. Control del dolor en los pacientes con obesidad Frente a los retos de peso. Nursing. 2015;32(5):44-51. doi:10.1016/j.nursi.2015.10.015
4. Espí-López GV, Muñoz-Gómez E, Arnal-Gómez A, et al. La obesidad como factor determinante en el dolor lumbar: revisión bibliográfica. 2019;28.
5. da Cruz Fernandes IM, Pinto RZ, Ferreira P, Lira FS. Low back pain, obesity, and inflammatory mar-kers: exercise as potential treatment. J Exerc Rehabil. 2018;14(2):168-174. doi:10.12965/jer.1836070.035
6. Ribeiro Rosa K, Fruschein Annichino R, de Azevedo E Souza Munhoz M, Gomes Machado E, Marchi E, Castano-Betancourt MC. Role of central obesity on pain onset and its association with cardiovas-cular disease: a retrospective study of a hospital cohort of patients with osteoarthritis. BMJ Open. 2022;12(12):e066453. doi:10.1136/bmjopen-2022-066453
7. Batrakoulis A. Psychophysiological Adaptations to Pilates Training in Overweight and Obese Indivi-duals: A Topical Review. Diseases. 2022;10(4):71. doi:10.3390/ diseases10040071