Migrañas y calidad de vida

11 de abril de 2024

La migraña es un trastorno neurológico que afecta aproximadamente al 14% de la población mundial¹. Los episodios de dolor son de carácter pulsátil, de intensidad moderada o grave y habitualmente es unilateral, su sintomatología se asocia a dolor crónico, malestar, náuseas, intolerancia a la luz, olores o sonidos². Esta sintomatología ejerce un gran impacto en las actividades diarias de las personas que padecen migrañas tanto a nivel físico, emocional y social². La mayoría de las personas con migraña declaró haberse perdido eventos importantes como consecuencia de su enfermedad, destacando los sociales.² Por otro lado, la migraña es la primera causa de discapacidad en España en menores de 50 años³ y conlleva implicaciones laborales y familiares significativas, pues la mayor discapacidad se da en el rango de edad de mayor productividad laboral³.

Con respecto al presentismo laboral, es destacable que, a diferencia de otras patologías, el trabajador con migraña frecuentemente acude a trabajar con dolor y los expertos destacan que, en los periodos entre crisis, las personas que padecen migraña experimentan ciertos síntomas, como cansancio, dificultad de concentración o desorientación que pueden afectar también a su rendimiento laboral³. Las cefaleas primarias, y en especial la migraña, no solo suponen una carga importante en la calidad de vida de quien la padece, sino también un coste económico para la sociedad. Se estima que, en España, la carga económica anual asociada a la migraña episódica es de 5.041 € paciente/año, frente a 12.970 € paciente/año en el caso de la migraña crónica³. En este sentido, se ha demostrado que las personas con migraña que tienen un mayor conocimiento de su enfermedad y participan en programas educativos y de desarrollo para su autocuidado, reducen el impacto que la migraña produce en su calidad de vida, ganando una mayor confianza en su capacidad para controlar su migraña. Así, una adecuada formación propia del paciente contribuye a su empoderamiento y aporta una mejora significativa en el manejo de la patología³.

En definitiva, es necesaria la colaboración multidisciplinar entre todos los profesionales sanitarios de todos los niveles asistenciales y asegurar la homogeneidad en la información proporcionada³.