Digitalización al servicio del tratamiento del dolor crónico

6 de marzo de 2023

Aproximadamente un tercio de la población mundial está afectada por la epidemia silenciosa del dolor crónico1.

Tristemente, la mayoría de estos pacientes presentan además depresión, ansiedad, problemas de sueño, fatiga, falta de energía y otras alteraciones neurocognitivas. Estas personas encuentran reducida su calidad de vida, pierden días de trabajo y tienen dificultades para el mantenimiento de una vida social saludable2.

Tradicionalmente los principales métodos de manejo del dolor han sido la cirugía y los fármacos1. Sin embargo, el dolor crónico, la depresión y los trastornos de ansiedad siguen resistiéndose al tratamiento3, por lo que los científicos han iniciado una búsqueda de nuevas estrategias basadas en la tecnología que facilitan la atención personalizada centrada en el paciente1. En concreto, el dolor crónico se beneficia enormemente de la personalización de la asistencia, que requiere una evaluación frecuente y continua del dolor y de sus características asociadas. Sin embargo, los métodos tradicionales de evaluación del dolor sufren el sesgo de la subjetividad del paciente, ya que se basan en lo que éste notifica retrospectivamente en la consulta1. Por otra parte, hasta la incorporación de las nuevas tecnologías a la medicina, la recopilación y el análisis de una gran cantidad de datos sobre una patología concreta era tremendamente difícil1.

Hoy en día, la medicina digital (MD) utiliza herramientas digitales multimodales y multidimensionales que facilitan el acceso a la prestación sanitaria1 y es utilizada ampliamente en enfermedades que, como el dolor crónico, requieren de una intervención psicológica2.



UN BUEN CANDIDATO PARA LA MEDICINA DIGITAL

El dolor tiene dos aspectos principales: la intensidad y su efecto, el malestar. Otras características importantes son la duración, la frecuencia y la localización. Como vemos, se trata de una enfermedad compleja para la que se han desarrollado tres formas de medir. La más básica es la descripción del paciente, que se establece mediante del uso de escalas (EVA, basadas en la sonrisa…). Cuando se trata de bebés, niños pequeños o de ancianos, los médicos miden el dolor por el método de “observar la conducta e inferir”, que usa otro tipo de herramientas como la Escala de Dolor Infantil Neonatal (NIPS), la escala LLANTO4 que es el acrónimo de cinco parámetros conductuales o fisiológicos que han sido relacionadas con el dolor agudo en niños (llanto, actitud, normorrespiración, tono postural y observación facial), o la Lista de Comprobación de la Evaluación del Dolor para Personas Mayores con Capacidad Limitada de Comunicación (PACSLAC)2.

Existe un tercer grupo de métodos que pretenden ser independientes de la interpretación del médico y del paciente. Se basan en la “fisiología indirecta” y hacen uso del electroencefalograma, la magnetoencefalografía, el PET o la Resonancia Magnética Funcional (fMRI), que pretenden usar biomarcadores para medir el dolor de manera objetiva2.

En cualquier caso, la medición del dolor no es sencilla. Sin embargo, la medida de la percepción del dolor, combinada con la medición de cambios funcionales y parámetros fisiológicos mediante el uso de biomarcadores, proporcionan datos que pueden incorporarse a aplicaciones de MD1.

En cuanto al tratamiento, los profesionales sanitarios lo abordan de diversas maneras, que vienen determinadas por el tipo, la causa y otros factores personales2. Además del tratamiento farmacológico, un aspecto esencial es la educación psicológica mediante la psicoterapia, la relajación y el manejo del estrés y la adquisición de habilidades de afrontamiento.

Con estas técnicas, los pacientes aprenden a manejar una condición problemática y pueden recuperar su vida personal y social.2

El tratamiento debe ser multimodal y multidimensional, por lo que también incluye terapias de medicina integrativa (cuerpo-mente), terapia cognitivo conductual y ejercicio físico1,2.

Las características del dolor crónico, tanto en su medición como en su tratamiento lo hacen un candidato idóneo para la investigación, el desarrollo y el uso de las tecnologías digitales. Las aplicaciones móviles, sensores y otros dispositivos pueden permitir monitorizar el dolor de los pacientes2, mientras que la literatura muestra que las técnicas digitales son muy prometedoras para el manejo de la salud mental, especialmente la ansiedad, la depresión y el dolor crónico3. En este último, los estudios señalan que las tecnologías digitales mejoran la capacidad de los pacientes para gestionar el dolor y las condiciones que lo causan. Además, aumentan la adherencia al ejercicio5.

Otra utilidad de la MD es aumentar el compromiso de los pacientes, mediante la telerehabilitación, monitorización remota, ‘chatbots’, Inteligencia Artificial y tecnologías inmersivas5.

Digitalización al servicio del tratamiento del dolor crónico

FIGURE 1 | Chronic pain treatment and digital patient engagement methods



MUCHOS BENEFICIOS POTENCIALES

El 34% de la población mundial utiliza internet5, y curiosamente el mayor crecimiento se está produciendo entre los adultos mayores5. Se trata de un medio de comunicación ubicuo que permite que las iniciativas sanitarias lleguen a un gran número de personas, especialmente adultos mayores que viven en zonas remotas, sobre todo en casos de dolor crónico5. Esta ubicuidad de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha provocado un crecimiento exponencial de las aplicaciones de salud digital, principalmente en el ámbito de la salud mental3. Como muestra, en febrero de 2022 Google Play y Apple Store ofrecían más de 106.000 aplicaciones móviles en el apartado de salud y bienestar3. Varias de ellas ofrecen datos que apoyan su eficacia en el entrenamiento cognitivo conductual, la atención plena y el entrenamiento cognitivo basado en juegos3.

Una característica clave de la MD es que mejora y promueve la medicina basada en la evidencia (MBE) y las prácticas basadas en la evidencia (PBE), ya que hace uso intensivo de la ciencia y las tecnologías de los datos1, como es el caso del uso de la Inteligencia artificial, que permite ofrecer una atención personalizada, con mucho potencial en el tratamiento del dolor1. Además, el uso de tecnologías de la información es comparativamente barato5, y permite el acceso de las comunidades remotas a servicios de salud, como tratamientos guiados, suministro de información y apoyo social y el seguimiento de la adherencia3. En el caso del dolor agudo y crónico, la terapéutica a distancia proporciona un acceso independiente, a domicilio y a demanda, a la atención sanitaria5.



UNA EXPERIENCIA MUY POSITIVA Y MUY ÚTIL

En la actualidad, existe mucha experiencia en el uso de tecnologías digitales para el manejo del dolor crónico. La conclusión general es muy positiva: en una revisión bibliográfica sobre 1.285 artículos (890 de ellos estudios aleatorizados) que usaban MD para el manejo de la ansiedad, depresión, estrés y dolor, el 70% consiguieron resultados satisfactorios3.

Además, en un meta-análisis con 22 estudios que usaban aplicaciones digitales para el manejo del dolor crónico, los participantes adultos mostraron su preferencia por el uso de la MD. Los pacientes consideraron vitales la accesibilidad, la facilidad de uso y la personalización que ofrecían las aplicaciones de MD y pedían un mayor desarrollo para proporcionar mayor distracción del dolor1.

El primer trabajo demostró también que las tecnologías digitales de uso más frecuente para el manejo de la depresión y de la ansiedad, fueron las aplicaciones basadas en ‘web’ o móvil, dedicadas a entrenamiento del autocontrol y las intervenciones guiadas. En el caso del dolor las intervenciones basadas en la realidad virtual (RV) y los juegos se usaban con mayor frecuencia, por su potencial para crear analgesia, como herramientas de distracción o por su utilidad en la planificación quirúrgica para reducir la ansiedad. También son útiles en el entrenamiento físico y en la creación de respuestas simuladas para el estudio de la ansiedad y otros estados de ánimo3.



LA INTERVENCIÓN EN DOLOR ES MUY VARIADA

Una revisión bibliográfica de 14 estudios aleatorizados y controlados mostró también resultados positivos sobre el uso de MD para el manejo del dolor. El 44% de los estudios utilizaron herramientas basadas en la web, el 27% utilizaron apps, el 21% RV y un 10% gamificación. Unos pocos trabajos usaron intervenciones multimodales que combinaban las anteriores3.

El crecimiento de las aplicaciones móviles para el manejo de los trastornos de dolor, como la migraña, el dolor de espalda y la fibromialgia ha sido tremendamente rápido, y hoy en día hay todo tipo de intervenciones de MD1. En cuanto a técnicas concretas, incluyen aplicaciones de programas de ejercicio en el hogar (como PainCOACH), mensajes de texto, educación ‘online’ sobre el dolor, videoconferencias, realidad virtual, ‘software’ inmersivo, sesiones de Skype1... Los mejores resultados en dolor crónico se obtuvieron con el uso de aplicaciones móviles, ya que permiten la comunicación y aumentan el compromiso y adherencia de los pacientes1.

A pesar de su demostrada utilidad, su uso está más difundido en países desarrollados como EEUU y Alemania. Por sus características, serían más necesarias en los países de ingresos bajos y medios1.



AÚN HACE FALTA MÁS DESARROLLO

En un artículo de opinión de 2018 del exdirector del Instituto Nacional de Salud Mental de EEUU, que dejó el NIMH para unirse a Life Science de Google, Tom Insel, preguntó: “¿Qué le depara a la psiquiatría esta revolución tecnológica? ¿Sustituirán los teleclínicos a las clínicas físicas? ¿Se convertirán los teléfonos inteligentes en la nueva interfaz clínica para el diagnóstico y el tratamiento? ¿Sustituirán a los psiquiatras los ‘bots’ conversacionales diseñados con IA y entrenados en millones de entrevistas clínicas y sesiones de tratamiento?”3. A pesar de estos vaticinios, y aunque la MD proporciona comodidad y un mayor acceso a la atención, para la continuidad del tratamiento el paciente sigue dependiendo en gran medida de un terapeuta5.

En la revisión bibliográfica de 14 estudios que se ha comentado, el uso de MD en el tratamiento del dolor aumentó el cumplimiento y la confianza de los pacientes, mejorando su calidad de sueño, sugiriendo un potencial beneficio sostenido3. Sin embargo, a pesar de la creciente evidencia a favor de aumentar la incorporación de las TIC a la medicina, actualmente no están integradas en los sistemas sanitarios. El uso de aplicaciones digitales para mejorar los síntomas relacionados con el dolor es prometedor, pero aún hacen falta más investigaciones que aumenten la confianza en pacientes y clínicos y generalicen su uso1.

Autores


  • Referencias

    1. Shetty A, Delanerolle G, Zeng Y, et al. A Systematic Review and Meta-Analysis of Digital Application use in Clinical Research in Pain Medicine. Published online March 4, 2022:2022.03.02.22271773. doi:10.1101/2022.03.02.22271773.

    2. Rejula V, Anitha J, Belfin RV, Peter JD. Chronic Pain Treatment and Digital Health Era-An Opinion. Frontiers in Public Health. 2021;9. Accessed October 14, 2022. https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpubh.2021.779328

    3. Khalili-Mahani N, Tran S. The Bigger Picture of Digital Interventions for Pain, Anxiety and Stress: A Systematic Review of 1200+ Controlled Trials. In: Duffy VG, ed. Digital Human Modeling and Applications in Health, Safety, Ergonomics and Risk Management. Health, Operations Management, and Design. Lecture Notes in Computer Science. Springer International Publishing; 2022:67-78. doi:10.1007/978-3-031-06018-2_5.

    4. Reinoso-Barbero F, Lahoz Ramón AI, Durán Fuente MP, Campo García G, Castro Parga LE. Escala LLANTO: instrumento español de medición del dolor agudo en la edad preescolar. An Pediatr (Barc). 2011;74(1):10-14. doi:10.1016/j. anpedi.2010.08.005

    5. Hussain A, Haroon H, Ahmed A, Gilani SA. Digital technologies in management of chronic pain - a systematic review. J Pak Med Assoc. 2022;72(6):1158-1165. doi:10.47391/JPMA.3885.

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La información proporcionada en Dolor.com no pretende sustituir el diagnóstico, el tratamiento o las recomendaciones de su médico. Si usted es un profesional sanitario, le recomendamos que lea atentamente las consideraciones generales para controlar el abordaje del dolor con cualquier fármaco que contenga un mecanismo de acción opioide.