No exageres tu bienestar ni te comportes como si no te pasara nada.
Los niños y niñas no son “tontos” y detectan la simulación, que es realmente más incomprensible que el propio dolor. Normalmente tenemos el deseo de protegerlos del dolor y del sufrimiento.
Sin embargo, privarles de la comprensión de este problema impide que desarrollen las habilidades necesarias para enfrentarse a situaciones que inevitablemente van a tener que afrontar durante su vida; y además, les enseñamos a externalizar las emociones favoreciendo una mayor autorregulación emocional.
En esta infografía te damos unas recomendaciones, en función de la edad, sobre cómo abordar esta comunicación:

