Cada uno somos únicos en nuestra esencia y en la vivencia de la enfermedad y del dolor. Además, el momento de la vida en el que aparecen condiciona en gran medida la vivencia de los síntomas, las secuelas y las limitaciones que nos producen.
Se sabe de la relación que existe entre nuestras creencias y las estrategias de afrontamiento, el dolor percibido y el estado de ánimo depresivo.
El dolor, el sufrimiento y el afrontamiento están muy relacionados entre sí, pero no se les puede considerar sinónimos. Aquí lo abordamos.

