El dolor de espalda es uno de los problemas médicos más comunes¹, afectando a prácticamente todo el mundo en algún momento de sus vidas, en todas las culturas y grupos étnicos.² Tiene un gran impacto, tanto sobre el individuo, en términos económicos y de incapacidad, como para la sociedad, debido al coste económico en sanidad y la bajada de la productividad.³

El dolor de espalda se ha descrito como el “azote de la humanidad”, una consecuencia de la evolución a una postura erguida, siendo la segunda causa más frecuente de visitas al médico. El dolor en la parte alta de la espalda, entre el cuello y la última costilla flotante es poco frecuente, y suele ser debido a una causa orgánica, como infecciones, traumatismos, dolor referido o neoplasias.2

Sin embargo, el dolor en la espalda baja o zona lumbar es muy común, afectando al 58,7%⁴ de los individuos en algún momento de su vida, siendo la segunda causa de absentismo laboral y disminución de la actividad.⁵

Factores de riesgo

Aunque cualquiera puede sufrir de dolor de espalda, y de hecho lo experimentará en algún momento de su vida, hay algunos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollarlo. Algunos son inevitables, como nuestra genética, que nos puede predisponer a ciertas enfermedades que cursan con dolor a este nivel. O la edad, ya que esta dolencia es más frecuente a medida que la edad aumenta, especialmente a partir de los 45 años.¹

Otros factores externos, como el tipo de trabajo que desempeñemos, también tendrán un gran efecto. Trabajos en los que hay que levantar grandes pesos, o con gran exigencia física pueden provocar lesiones en la espalda. De la misma manera, los trabajos de escritorio pueden generar dolor de espalda si la postura no es la adecuada.¹

Otros factores, como el nivel de actividad física y el índice de masa corporal van a jugar también un papel importante. El sedentarismo lleva a una debilidad general y, en concreto, en los músculos de la espalda y el abdomen, conocidos como “core”, lo que va a propiciar una mala postura y el consecuente dolor de espalda. Además, la falta de actividad combinada con una dieta alta en calorías puede derivar en obesidad, sometiendo a un exceso de carga a esta zona. Tampoco es conveniente pasarse, ya que un exceso de ejercicio después de un tiempo de inactividad puede generar también dolor.¹

Por último, la salud mental va a jugar un papel bastante importante en el desarrollo de esta dolencia. Los niveles de estrés y la falta de descanso crónicos, así como situaciones de depresión o ansiedad pueden hacer más frecuentes este tipo de episodios.^1,5

Un problema cada vez más común entre los jóvenes

Aunque la frecuencia de dolor de espalda aumenta con la edad, cada vez es más común entre niños y adolescentes.^3,5 En estas edades se pueden identificar, e incluso prevenir, muchos factores implicados en el desarrollo de esta dolencia durante la edad adulta, por lo que es conveniente no pasarlos por alto.³

Como en el caso de los adultos, en los niños el dolor de espalda aumenta con la edad, siendo más frecuente hacia la adolescencia y en adultos jóvenes. Por otra parte, se ha visto cierta asociación positiva de este tipo de dolor con el sexo femenino. Además, el historial familiar juega un papel muy importante.³

Otros factores inevitables están relacionados con el grado de desarrollo y crecimiento del niño. Si bien la altura en sí misma no parece un factor de riesgo determinante, sí que son factores de riesgo importante los conocidos como “estirones”, así como el estado puberal, ya que esta patología es más frecuente en niños con una pubertad más avanzada.³

Por otro lado, ciertos factores modificables, como la falta de sueño o el tabaco también aumentan el riesgo. Hay menos evidencia de la influencia de la flexibilidad y el nivel de actividad física, así como del tiempo que se emplea con las pantallas o el peso de la mochila.³

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Causas mecánicas o estructurales del dolor de espalda

En ocasiones el dolor de espalda se puede deber a lesiones que afecten a los músculos y ligamentos que soportan la columna vertebral, pudiendo incluso producirse la fractura de una vértebra. En caso de un mal movimiento o al levantar objetos de manera poco adecuada, se puede producir un esguince de los ligamentos que sujetan la columna, o una distensión de los músculos o tendones.¹ La distensión muscular puede provocar dolor general o espasmos musculares, pudiendo irradiar hacia las extremidades.⁵

A nivel muscular, otra posible causa del dolor lumbar puede ser el dolor miofascial, debido a un exceso de tensión y dolor en los músculos que soportan la columna, ya sea por una lesión o por un impulso nervioso sostenido que mantiene el músculo contraído.¹

En otros casos, el dolor viene de situaciones estructurales, como es el caso de la escoliosis, que consiste en una desviación de la columna. Esta condición aparece en niños y adolescentes y, en la mayoría de los casos, la causa es desconocida. Sin embargo, se cree que se podría deber a una combinación de diferentes factores, tanto genéticos como hormonales o cambios en la estructura celular. En algunos casos, aparece junto con otras enfermedades o lesiones, incluidos tumores o enfermedades neuromusculares.⁶

Otras enfermedades afectan a los discos intervertebrales, como podría ser una hernia o ruptura de los discos, de podrían comprimir o irritar los nervios circundantes. También pueden deteriorarse debido a una enfermedad degenerativa, que cause su desgaste.¹ La estenosis espinal, un estrechamiento del canal medular, puede ejercer presión sobre los nervios o la médula espinal, causando dolor, entumecimiento y debilidad.^1,5

Otras causas del dolor de espalda

Más allá de las alteraciones estructurales y las lesiones, hay varias enfermedades que pueden causar dolor lumbar, como es el caso de las artritis inflamatorias. Un ejemplo de ello sería la espondilitis anquilosante, más común en hombres jóvenes.⁵ Se trata de un tipo de artritis que causa inflamación en los ligamentos y articulaciones de la columna, afectando también a otras articulaciones periféricas, como las caderas, rodillas y tobillos. En ocasiones puede causar rigidez y, en los casos más severos, se puede producir la fusión de las vértebras, volviendo la columna más rígida.⁷

Con la edad, es frecuente la aparición de osteoporosis,¹ una disminución de la densidad mineral del hueso, lo que aumenta el riesgo de fracturas. Éstas son más comunes en la cadera, muñecas y vértebras,⁸ siendo otra fuente del dolor de espalda en personas mayores.

En otras ocasiones, si el dolor de espalda no corresponde con ningún traumatismo o causa orgánica, puede ser diagnosticado como fibromialgia. El dolor viene acompañado por una gran fatiga. Además, estos pacientes pueden presentar problemas de memoria y sueño, ansiedad e irritabilidad, dificultades para concentrarse y pérdida del deseo sexual.²

Distintas condiciones que afecten a la columna pueden ser también las causantes del dolor, como sería el caso de infecciones en las vértebras o discos, con absceso epidural u osteomielitis.⁵ También se podría deber a la aparición de tumores en la región lumbar, bien en la columna o en las zonas circundantes.^1,5Otras enfermedades pueden provocar dolor lumbar a pesar de no verse afectada la columna, como serían las infecciones o piedras en el riñón, endometriosis o el embarazo.¹

Conclusiones

Aunque el dolor de espalda es muy común en la población general, existen algunos factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades de padecerlo, como serían el sexo femenino, la edad, o nuestra genética. Además, habrá ciertos componentes ambientales o de nuestro comportamiento que también jugarán un papel importante, como el grado de actividad física y el índice de masa corporal, el tipo de trabajo que desempeñemos, el descanso nocturno o los niveles de estrés.

Las causas de esta dolencia pueden ser muy variadas, desde causas estructurales, como la escoliosis, hernias discales o estenosis espinal, hasta lesiones como esguinces, distensiones musculares o fracturas vertebrales.

Otras enfermedades, como la osteoporosis, la fibromialgia o las artritis inflamatorias, entre las que se encuentra la espondilitis anquilosante, podrían ser también las causantes del dolor. Además, infecciones o tumores en la zona, así como en el riñón, la endometriosis y el embarazo también podrían causar malestar en la región lumbar.

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